Hoy la iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del
Señor. En este día celebramos y nos alegramos por el SI de María. Un si
generoso, humilde, confiado; ¿con dudas? Seguro, ¿de verdad? También. Era un sí
que salía de lo más profundo de su interior, allí donde resonaban las palabras
del ángel.
María ante la experiencia de Dios que la llama a dar la vida
al más humilde siendo el más grande nacido de mujer, a traer al mundo al hijo
de Dios, a concebir y dar la vida al Salvador del mundo; María ante la
propuesta por parte de Dios, de su plan, tiene que responder y la respuesta que
puede dar es un sí o un no.
La respuesta es una respuesta libre, Dios ante todo deja
libertad para escuchar, responder, equivocarnos y rectificar. María dice sí, pudiendo decir que
no, dice si. Ante la experiencia de Dios que tiene, ella responde sí, se fía
de Dios y acoge en su seno a Jesucristo, Hijo de Dios.
Así como es fundamental ver la libertad de María para
responder también lo es la capacidad de fiarse de Dios tras experimentarle. El
que María diga SI, pudiendo decir que no, añade detalles al sí de María. Es un
sí que es suyo pero generoso ya que regala al hijo de Dios, con dudas pero
confiado, temeroso pero lleno de Dios y por lo tanto valiente, un sí a concebir
a su hijo pero también para el mundo, un sí a solas pero que hoy acompaña a la
Iglesia como modelo… En definitiva es un sí que se entrega, alegre y
feliz.
En este día tan importante, las Hijas de la Caridad renuevan
sus votos, ellas también dicen sí al plan que Dios las propuso y ellas
aceptaron, fiándose de Dios.
Es fácil para mí escribir sobre las Hijas de la Caridad porque
desde los cuatro años las conozco, desde los cuatro años (sin tenerlo en cuenta
entonces) vi su vivencia del Evangelio y su dedicación a los demás, su
atención, generosidad y cariño.
Las Hijas de la Caridad llevan en sus vidas el Evangelio de
amor de Jesucristo y lo viven de forma particular: al estilo de San Vicente de
Paúl y Santa Luisa de Marillac. Con el tiempo, uno reflexiona y lo que de niño
yo veía como un trabajo, como una obligación…de las hermanas en el colegio, ahora puedo decir, porque así lo he experimentado, que todo lo que hacían, hace y seguirán haciendo, día a
día, no es más que un si diario y silencioso al plan o a la llamada de Dios a
cada una de ellas.
Podría ir una una por una dando las gracias a tantas Hijas de la
Caridad como conozco, pero no lo haré, pero sí que aseguro un recuerdo especial
en mi oración, por la compañía de las Hijas de la Caridad en general y por las
más cercanas, que han marcado mi vida y ayudado a encontrar y responder a mi
propia vocación y que me acompañan a lo largo de ella. No dejo de tener un recuerdo especial por todas aquellas que
ya han partido a la casa del Padre y gozan de la gloria eterna.
Gracias a TODAS, que Dios os conceda la gracia para ser
fieles a Él, para vivir vuestra vocación al estilo de San Vicente y de Santa
Luisa. También le pido que os conceda vocaciones, mujeres entregadas, fieles y
generosas.
A ti, qué me has leído, te pido que reces conmigo por las Hijas
de la Caridad y su sí diario, un sí que renuevan oficialmente todos los 25 de Marzo. Yo te
aseguro mi oración por ti y por el deseo que tengo que imitemos a María en sus
actitudes.
Hasta pronto...
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