25 de marzo de 2014

Gracias María. Gracias Hijas de la Caridad


Hoy la iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor. En este día celebramos y nos alegramos por el SI de María. Un si generoso, humilde, confiado; ¿con dudas? Seguro, ¿de verdad? También. Era un sí que salía de lo más profundo de su interior, allí donde resonaban las palabras del ángel.

María ante la experiencia de Dios que la llama a dar la vida al más humilde siendo el más grande nacido de mujer, a traer al mundo al hijo de Dios, a concebir y dar la vida al Salvador del mundo; María ante la propuesta por parte de Dios, de su plan, tiene que responder y la respuesta que puede dar es un sí o un no.

La respuesta es una respuesta libre, Dios ante todo deja libertad para escuchar, responder, equivocarnos y rectificar. María dice sí, pudiendo decir que no, dice si. Ante la experiencia de Dios que tiene, ella responde sí, se fía de Dios y acoge en su seno a Jesucristo, Hijo de Dios.

Así como es fundamental ver la libertad de María para responder también lo es la capacidad de fiarse de Dios tras experimentarle. El que María diga SI, pudiendo decir que no, añade detalles al sí de María. Es un sí que es suyo pero generoso ya que regala al hijo de Dios, con dudas pero confiado, temeroso pero lleno de Dios y por lo tanto valiente, un sí a concebir a su hijo pero también para el mundo, un sí a solas pero que hoy acompaña a la Iglesia como modelo… En definitiva es un sí que se entrega, alegre y feliz.

En este día tan importante, las Hijas de la Caridad renuevan sus votos, ellas también dicen sí al plan que Dios las propuso y ellas aceptaron, fiándose de Dios.
Es fácil para mí escribir sobre las Hijas de la Caridad porque desde los cuatro años las conozco, desde los cuatro años (sin tenerlo en cuenta entonces) vi su vivencia del Evangelio y su dedicación a los demás, su atención, generosidad y cariño.

Las Hijas de la Caridad llevan en sus vidas el Evangelio de amor de Jesucristo y lo viven de forma particular: al estilo de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. Con el tiempo, uno reflexiona y lo que de niño yo veía como un trabajo, como una obligación…de las hermanas en el colegio, ahora puedo decir, porque así lo he experimentado, que todo lo que hacían, hace y seguirán haciendo, día a día, no es más que un si diario y silencioso al plan o a la llamada de Dios a cada una de ellas.

Podría ir una una por una dando las gracias a tantas Hijas de la Caridad como conozco, pero no lo haré, pero sí que aseguro un recuerdo especial en mi oración, por la compañía de las Hijas de la Caridad en general y por las más cercanas, que han marcado mi vida y ayudado a encontrar y responder a mi propia vocación y que me acompañan a lo largo de ella. No dejo de tener un recuerdo especial por todas aquellas que ya han partido a la casa del Padre y gozan de la gloria eterna.

Gracias a TODAS, que Dios os conceda la gracia para ser fieles a Él, para vivir vuestra vocación al estilo de San Vicente y de Santa Luisa. También le pido que os conceda vocaciones, mujeres entregadas, fieles y generosas.

A ti, qué me has leído, te pido que reces conmigo por las Hijas de la Caridad y su sí diario, un sí que renuevan oficialmente todos los 25 de Marzo. Yo te aseguro mi oración por ti y por el deseo que tengo que imitemos a María en sus actitudes.

Hasta pronto...

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