14 de abril de 2014

Domingo de Ramos- segundo día- seguimiento de Cristo

«¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» (Mc 11, 9).

Hoy, la Iglesia celebra el Domingo de Ramos de la Pasión del Señor; celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Jesús recibido a gritos de Bendito, y de Bendito que viene en el nombre del Señor. 

En la Eucaristía de hoy se proclama la Pasión del Señor y ante esta lectura y tras leer las palabras del Papa Francisco, propongo para la reflexión lo mismo que el Santo Padre ha propuesto y es una pregunta, muy sencilla, muy básica, muy simple...todo eso lo es aparentemente, pero tiene una hondura, una profundidad... la pregunta es: ¿quién soy yo, delante de Jesús?, un Jesús que entra triunfante en Jerusalén, un Jesús que sufre, que es escupido, increpado, golpeado, humillado, reconocido, alabado, abandonado, ensalzado, llorado, acompañado, elevado, abajado...un Jesús, Hijo de Dios que es crucificado y un Jesús que muere en la cruz... ¿quién soy yo, ante Jesús?

Creo que es suficiente esa pregunta para meditar de forma profunda lo que celebramos el Domingo de Ramos y lo que la lectura de la Pasión nos lleva a reflexionar.


Yo, sigo de ejercicios, realmente una bendición y una maravilla. Esta mañana reflexionábamos sobre el seguimiento de Cristo y me permito poner alguna cosilla que ha ocupado mi mañana. 

Ayer quedaba claro que la experiencia de Dios se da en lo cotidiano y hoy volviendo sobre eso, decíamos que todo aquello que nos ocurre en el día a día, debe entroncarse en algo que haga de esqueleto-columna-apoyo, ese es Cristo. Cristo el centro de TODO, se titula este blog, Cristo el centro de TODO, era la propuesta. No puedo estar más de acuerdo. Cristo debe ser el elemento unificador en estos tiempos en los que se tiende a la dispersión. Tanta dispersión, tanta propuesta personal, tantos objetivos, planes...tantas cosas no nos permiten ver el centro: Cristo. 

Con esto anterior entronca una afirmación, muy clara y con la que estoy de acuerdo: No será una fórmula lo que nos salve, sino una Persona: Cristo. Unido a esto decir que Cristo nos dice: "Sígueme" y al seguirle, no nos encontramos con un libro, sino con una Persona, con Él. Una Persona que nos llena, nos impulsa, nos llama, nos habla...nos hace ser de verdad y vivir en ella.

Una última cosa para terminar. Afirmar sin ninguna duda que el amor a Cristo es indispensable para cualquier persona que siga a Cristo. ¡Cristo! Te amo, creo en ti, te sigo...
Jesús preguntó y pregunta: "¿Me amas?" Respondamos con el corazón, veamos cómo es nuestra respuesta, reorientemos en nuestra vida aquello que lo necesite y no olvidemos que el amor afectivo es el que sustenta el amor efectivo. 

A ti, que has dedicado tu tiempo a leerme, te doy las gracias y te aseguro mi oración, por ti, por tu experiencia de Dios y por que Cristo oriente tu vida y la llene de VERDAD, AMOR...

Hasta pronto...

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